Que no se acabe el plazo de la primera llama, ni caigan las ganas por el acantilado de los acostumbrados a las malas costumbres, de alimentar incertidumbres donde el corazón ha acampado. Que no fermenten las rutinas en las doctrinas de la ley seca donde la llama aún trepa por las vitrinas, donde lucen preferidas las noches que fueron tan nuestras. Que no acabe la fusión de las fronteras y aún nos conceda la ventana de las emociones acumular en montones la esencia de su valor, que por siempre el amor sea la única condición.
Esencia