Manten la llama de la primera sonrisa, la caricia innata del abrazo que precises, lo increible del sueño que te rima y la tinta que tu siempre necesite. Manten la fuerza vestida de alerta, la puerta abierta a los días de sol, el aroma en flor que tu alma lleva y la luna llena para noches de amor. Manten el paso en senderos verdes esperanzas fuertes donde el cansancio es más, la mirada vital latiendo en siempres y que el corazón se llene de Navidad. Esencia

jueves, 28 de enero de 2010

CARTA DESDE MI SENTIDA ESENCIA: PERDONAME...







Me equivoqué queriendo latir el mañana sin haberme consumido todos los hoy... sin apreciar que soy cuando tú me eres, supositando las fiebres en venas de algun poema... y sangrando por las yemas el sentir que me devuelves. Me equivoqué morando en los bares de tus alas, queriendo atarlas al lazo que me pusiste, sin presentir que sentiste ni sentirme halagada por la razón de la atada que soltaba tu corazón... ignorando la razón de tus suspiros y retando cada latido que me apretaba a tu amor. Me equivoqué por la boca y por la ruina, a falta de la insulina para el ego, el verso que engordaba mi autoestima se quedó en alguna esquina exahusto y preso. Me equivoqué al abrir la trasera, al no mirar la luna llena que traías para mí, al reducir lo pequeño del detalle y perderme en la calle de tu cansancio, sintiendo espacio entre nosotros, saboreando en poco lo mucho de tu entrega, soltando la cuerda que anudaba tu calma y pellizcando el alma que te venera. Me equivoqué y tantas veces más lo haría... porque dí y recibí la vida...y todavía me quema la piel y bailan las mariposas cuando te chocas sin venir por mi lado y siento el milagro haciendo su Fe por este querer eternizado que tan llevo clavado. Ahora perdóname mi amor lo dado y cuanto ... me equivoqué.

Esencia

Safe Creative #1002075470312

miércoles, 27 de enero de 2010

REFLEXION: EL LADRILLAZO



Un joven y exitoso ejecutivo paseaba a toda velocidad en
su auto Jaguar S Type 2006, sin ningún tipo de precaución.
De repente, sintió un estruendoso golpe en la puerta,
se detuvo y, al bajarse, vio que un ladrillo le había
estropeado la pintura de su lujoso auto.

Se subió nuevamente, pero esta vez lleno de enojo,
dio un brusco giro de 180 grados, y regresó a toda velocidad
al lugar de donde vio salir el ladrillo que acababa de desgraciar
lo hermoso que lucia su exótico auto.

Salió del auto de un salto, y agarro por los brazos a un chiquillo,
y empujándolo hacia el auto estacionado le gritó a toda voz:
- ¿Qué rayos fue eso?, ¿Quién eres tu?,
¿Qué crees que haces con mi auto?".
Enfurecido, casi botando humo, continúo gritándole al chiquillo:

- ¡Es un auto nuevo, y ese ladrillo que lanzaste va a
costarte muy caro! Por qué hiciste eso?"

Por favor, señor, por favor. ¡Lo siento mucho! No sé qué hacer",
suplico el chiquillo. "Le lance el ladrillo porque Nadie se detenía..."
Las lágrimas bajaban por sus mejillas hasta el suelo, mientras
señalaba hacia alrededor del auto estacionado.

Es mi hermano, le dijo."Se descarriló su silla de ruedas y se
cayó al suelo...y no puedo levantarlo".
Sollozando, el chiquillo le preguntó al ejecutivo:
"Puede usted, por favor, ayudarme a sentarlo en su silla?
Está golpeado, y pesa mucho para mi sólito...Soy muy pequeño."

Visiblemente impactado por las palabras del chiquillo, el ejecutivo
tragó grueso el nudo que se le formó en su garganta.
Indescriptiblemente emocionado por lo que acababa de pasarle,
levantó al joven del suelo, lo sentó nuevamente en su silla, y
sacó su pañuelo de seda para limpiar un poco las cortaduras
y la tierra de sobre las heridas.

Luego de verificar que se encontraba bien, miró al chiquillo, y este
le dio las gracias con una sonrisa que no tiene posibilidad de describir nadie
Dios lo bendiga, señor...y ¡muchas gracias!, le dijo.
El hombre vio como se alejaba el chiquillo empujando trabajosamente
La pesada silla de ruedas de su hermano, hasta perderse en el camino.

El ejecutivo aún no ha reparado la puerta del auto, manteniendo
la hendidura que le hizo el ladrillazo, para recordarle el no ir por la vida
tan distraído y tan deprisa que alguien tenga que lanzarle un ladrillo
para que preste atención.

Dios normalmente nos susurra en el alma y en el corazón, pero hay veces
que tiene que lanzarnos un ladrillo a ver si le prestamos atención.

Tú escoges:
Escuchar el susurro... o el ladrillazo.

SACADO DE LA RED