No soy poeta por sacarle brillo a la palabra en desuso, ni convierto en iluso cualquier verbo perdido, audaz o consentido que mi lápiz de vida, ni inaguro sus avenidas para pasear ensoñaciones, soy cuatro renglones de sentimientos en carne viva, soy sangre y saliva en un tintero, y mi mirada es un verso que tú compones y para que mis versos se formen he de abrirme los adentros. No soy oficio ni lo invento, yo reviento las entrañas sobre el papel por mi forma de ser y de expresarme cuando mi alma late mi impulso es componer. No soy poeta, ni lo pretendo, soy un libro abierto creyendo en el amanecer, sonriendo a la Fe de este dialecto que es todo sentimiento mostrando su piel. No soy poeta ni lo insinuo, soy un disimulo a media voz, un susurro de sol desperezando el alma cuando se alzan las persianas y asoma el yo.
ESENCIA