Tropiezo con tus vientos enredados en el teléfono, en el fuego tenaz de tus acentos, donde no siento más que ansiedad por conservarlo. Desgajando los torrentes intravenosos que sigilosos acometen donde mis nervios.Es el silencio quien reina en las emociones, que abren sus balcones cuando me llegas, y dictan los poemas a tu nombre. No hay rumbo fijo pero fijamos el rumbo que nos late, en el embate de amarnos tanto, de sentirnos tanto, sin promesas, ni premisas ni contratos, amar desde lo innato hasta su forma infinita.
Esencia