
... y tu aroma abraza a mis sentidos, y es el nido donde alumbro mis deseos, y es un cielo
de diverso colorido, al cual bendigo y de su bendición bebo. Y me habita más allá de la hambruna, amándote tantas lunas que el almanaque perdamos, supurando por los labios tantos versos, tantas lluvias, tanto, tanto... que no exista un te amo que descifre cuanto hay dentro, ni un solo pensamiento que no lleve tu nombre. Y en las noches de mis goces y mis fuegos, es el tiempo quien detiene los relojes, quien escoje los centímetros de infinito para que estar contigo sea mi eterno derroche. Y en los días en el paso se me nubla y la suma tenga el resultado del ayer, amarte vuelve a ser la inercia de mi cordura para gastar a cuenta toda esa locura que el senirme tuya me recompense por cien.
Esencia