Las cavilaciones van haciendo orlas con mis lágrimas,y las ánimas de la ensoñaciones me cierran las puertas, lluvia indiscreta ama de llaves en tierra de nadie que quiera beberla. El ruido del dolor retumba en las paredes de mi poema, el estómago quema como un culto al no olvido, sin ser permitido se permite poblarme en esta tierra de nadie que es mi latido.
Esencia